APENDICITIS AGUDA

Es la inflamación del apéndice cecal que afecta a la mucosa, tejido linfoide y capa seromuscular, que puede progresar desde una fase flemonosa hasta un estado de gangrena con necrosis, perforación y peritonitis. La apendicitis aguda es la patología quirúrgica más frecuentemente evaluada en los servicios de urgencia, con una estimación de hasta el 25% de los de pacientes que acuden a emergencia con abdomen agudo quirúrgico, ocupando el primer lugar de las intervenciones quirúrgicas que se realizan en estos servicios en todo el mundo. Más del 5% de la población presentará apendicitis en algún momento de su vida. La mayoría de las veces aparece en la adolescencia y en la tercera década de la vida, pero puede aparecer a cualquier edad.

¿CUAL ES LA CAUSA DE LA APENDICITIS AGUDA?

El proceso de la apendicitis inicia cuando se produce una obstrucción directa del lumen apendicular, generalmente por un fecalito, hiperplasia linfoidea, o heces impactadas. También el lumen se puede obstruir por un tumor cecal o apendicular, sin embargo, estos casos son excepcionales. La obstrucción del lumen causa distensión e inflamación, la cual progresa a inflamación supurativa transmural, isquemia, infarto y perforación. El apéndice inflamado puede ser encapsulado por el omento y las vísceras adyacentes, formando una masa inflamatoria (plastrón apendicular). La obstrucción condiciona el medio propicio para la proliferación bacteriana, que va a desencadenar el proceso inflamatorio infeccioso.

CLASIFICACION DE LA APENDICITIS AGUDA

Aunque hay múltiples clasificaciones de la apendicitis aguda, la más práctica desde el punto de vista clínico es aquella que las divide básicamente en apendicitis no complicadas (congestiva, flemonosa, o sin perforación) y complicadas (gangrenada, con perforación, absceso, peritonitis difusa o plastrón), ya que es la clasificación que mayor impacto tiene en el pronóstico de los pacientes, así como en su manejo terapéutico, tanto desde el punto de vista de la antibioterapia como del manejo quirúrgico o percutáneo. Esta clasificación se basa en el proceso evolutivo de la apendicitis, la cual considera estadios sucesivos: congestivo, flemonosa, gangrenada y perforada. Si el diagnóstico de apendicitis no complicada se retrasa o se pasa por alto, el apéndice se puede necrosar llevando a perforación y a peritonitis localizada o generalizada, resultando así en una apendicitis complicada.

CUADRO CLÍNICO
  • Dolor abdominal, que habitualmente es el primer síntoma. Inicialmente es difícil de localizar, suele ser difuso en la región periumbilical; después de un periodo de 8 a 10 horas, el dolor se localiza con mayor frecuencia (>80 %) en la fosa ilíaca derecha. En el embarazo avanzado puede presentarse en el cuadrante superior derecho, y en el apéndice de ubicación retroperitoneal, el dolor se puede localizar en la región lumbar.
  • Pérdida del apetito, náuseas y vómitos.
  • Resistencia y dolor local, al presionar con los dedos, en la fosa iliaca derecha.
  • Signo de Blumberg (dolor al quitar la mano bruscamente tras comprimir suavemente las capas abdominales en el cuadrante inferior derecho), también se conoce como signo de rebote positivo.
  • Aumento de la frecuencia cardiaca y sensación febril.
DIAGNOSTICO
  • El diagnostico de apendicitis aguda es fundamentalmente clínico. En estos pacientes, diferir el tratamiento quirúrgico de la apendicitis para realizar estudios por imagen sólo aumenta la probabilidad de perforación y las consiguientes complicaciones.
  • Tomografía abdominal (TAC): se puede solicitar en pacientes con hallazgos clínicos atípicos o dudosos. La TAC intensificada por contraste tiene una precisión razonable para diagnosticar apendicitis y también puede revelar otras causas de abdomen agudo.
  • Ecografía abdominal: por lo general, se puede realizar rápidamente una ecografía con compresión graduada, que no emplea radiación (de particular interés en los niños y mujeres embarazadas); sin embargo, en ocasiones, esta se ve limitada por la presencia de gas intestinal y es menos útil para reconocer causas no apendiculares de dolor.
  • Análisis de sangre: en un 80-85 % de los casos se observa el hemograma con leucocitosis y neutrofilia. Existe un aumento de la concentración de la proteína C-reactiva después de 6-12 h. Así, si los síntomas duran >24 h y la concentración de la proteína C-reactiva es normal, se descarta el diagnóstico de una inflamación aguda.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

La apendicitis aguda representa en muchos casos un desafío diagnóstico, debido en esos casos a la presentación atípica y a sus múltiples diagnósticos diferenciales, los más frecuentes se mencionan:

  • Diverticulitis de colon derecho.
  • Diverticulitis de Meckel.
  • Enterocolitis infecciosa (salmonella, shigella).
  • Trastornos ginecológicos: enfermedad pélvica inflamatoria, embarazo ectópico, torsión ovárica, ruptura de quiste de ovario.
  • Enfermedad de Crohn ileocecal.
  • Adenitis mesentérica.
TRATAMIENTO

El objetivo del manejo de la apendicitis aguda es el diagnóstico precoz y la intervención quirúrgica inmediata, siendo la apendicectomía abierta o laparoscópica el tratamiento estándar. Con el fin de disminuir el riesgo de supuración de la herida y de una sepsis, antes de la cirugía se administra en forma endovenosa un antibiótico de amplio espectro combinado con un fármaco activo frente a bacterias anaerobias, p. ej. ceftriaxona 1-2 g/día (en 1 ó 2 dosis) y metronidazol 7,5 mg/kg/día (en 3 dosis). Si no hay perforación, los antibióticos se administran solo 24 horas tras la cirugía, en caso contrario durante 5 días.

Tanto la apendicectomía abierta como laparoscópica son técnicas ampliamente utilizadas. El procedimiento laparoscópico presenta menor dolor postoperatorio, tolerancia digestiva temprana, menor estadía hospitalaria e infecciones de la herida, y escaso índice de conversión (necesidad de realizar laparotomía para completar el proceder quirúrgico). También es importante destacar su papel como método diagnóstico en los casos con abdomen agudo dudoso al ofrecer, a través, de mínimos accesos una exploración completa de la cavidad abdominal. Este beneficio puede ser mayor en mujeres en edad fértil, que tradicionalmente han tenido tasas de apendicectomías negativas más altas, y en las que la laparoscopia puede revelar otras causas de patología pélvica.

Cuando se detecta una gran masa inflamatoria que compromete el apéndice, el íleon terminal y el ciego, es preferible resecar toda la masa y confeccionar una anastomosis ileocolonica. En casos avanzados, en los que ya se ha formado un absceso pericólico, éste se drena mediante un catéter percutáneo bajo guía ecográfica o por cirugía a cielo abierto (con apendicectomía en una fecha ulterior de ser necesario).

Posición de los trocares en una apendicectomía laparoscópica, puede variar de acuerdo al cuadro clínico o preferencia del cirujano.